Sólo la buena estrategia nos salvará de la crisis
El séctor tech está en crisis. La buena estrategia es la mejor arma que tenemos para salir de ella, pero también es extremadamente rara. Es el momento de cambiar eso.
La industria tech está en crisis. Durante los últimos 15 años un entorno macro de tipos de interés decrecientes ha regado el sector con dinero. Dinero que tapaba todos los problemas y hacía innecesaria la estrategia.
Cada nueva ronda de financiación evitaba tener que tomar decisiones difíciles, alargando así la vida de muchos proyectos que en condiciones normales se deberían haber cerrado. Visto así es normal que se celebrasen las rondas. Los fondos de capital riesgo ponían la música para que todos siguiéramos bailando.
Y bailábamos. Sin pensar demasiado en el futuro porque siempre había una nueva banda de músicos, en forma de VCs, dispuestos a seguir haciendo sonar la música en cubierta a cambio de promesas de crecimiento infinito.
Nadie estaba preparado para la subida de tipos de interés que ha traído consigo este cambio de ciclo. Los músicos ya no quieren tocar sin cobrar en efectivo. Se hace el silencio. Y nadie sabe qué hacer porque nadie en los últimos tres lustros ha trabajado sin la música de fondo.
Es el momento de la estrategia
Es el momento de la estrategia, porque la estrategia es resolución de problemas. Y, oh mamma, el sector tiene un buen número de problemas entre manos.
Estrategia no consiste en definir objetivos y ambiciones. La buena estrategia consiste en identificar correctamente un problema y diseñar un plan que nos permita solucionarlo.
Identificar el problema es por tanto el factor crítico en toda buena estrategia. Si no somos rápidos haciendo un buen diagnóstico de la situación que nos indique claramente dónde tenemos que concentrar nuestros esfuerzos, corremos serio riesgo de desaparecer.
Definir correctamente el problema también nos permitirá evaluar la calidad de nuestras decisiones. Cuando el problema no está claro, cualquiera puede defender cualquier estrategia. La estrategia se convierte en una cuestión de gusto personal.
En el escenario actual, para muchas empresas que perdían dinero y necesitaban de la siguiente ronda para subsistir, el problema va a estar claro: cómo sobrevivir hasta la siguiente.
Una vez definido el problema, viene el segundo paso de toda buena estrategia, definir cómo vamos a solucionarlo. Idear soluciones y elegir cuáles vamos a implementar.
Este proceso es creativo por naturaleza. Lo más obvio, y lo que están recomendando los fondos ahora mismo, es ajustar los gastos de forma que sus startups sobrevivan durante los próximos 2 años. Pero también podríamos tratar de obtener ingresos extras monetizando partes de nuestro producto que hasta ahora ofrecíamos gratis, introduciendo publicidad o cambiando nuestro pricing.
Sea como sea lo importante es sentarnos a pensar una lista de posibles soluciones y elegir. Estrategia es elección. Elegir qué hacer, pero sobre todo qué no hacer en cada momento. Y concentrar nuestros esfuerzos en conseguirlo.
La estrategia de tirar el plato de espaguetis contra pared y ver si alguno se pega ya no es suficiente, como bien no se cansa de repetir Recuenco. El dinero para espaguetis se ha terminado. La vajilla ha pasado a ser un lujo.
Una vez hemos elegido qué hacer, el siguiente paso de nuestra estrategia consistirá en concentrar nuestros esfuerzos. De nada sirve elegir qué hacer si no introducimos cambios para hacerla efectiva. Tendremos que cerrar proyectos o áreas enteras, mover a gente de un lado a otro, despedir. No va a ser bonito. Pero si no lo hacemos, no solucionaremos el problema, es decir, no viviremos para contarlo.
El último paso de una buena estrategia será la revisión e iteración constante. En épocas de bonanza la estrategia se revisa una vez al año y eso con suerte. Pero la estrategia no es algo estático que puedas decidir en una semana y olvidarte hasta el año que viene. La estrategia es dinámica, está viva, porque responde a cambios en el entorno y a los aprendizajes que vas obteniendo.
Concluyendo
Sólo la buena estrategia nos salvará de esta crisis. Pero llevamos 15 años sin necesitar ejercitar el músculo estratégico porque cada nueva ronda de financiación nos evitaba tener que tomar decisiones.
Afortunadamente, la buena estrategia no es compleja. De hecho, si nuestra estrategia es demasiado compleja, probablemente no sea una buena estrategia. La buena estrategia nace de hacer un ejercicio similar a este:
Definir correctamente el problema ante el que nos enfrentamos
Idear soluciones que nos permitan solventarlo
Elegir qué hacer y qué no hacer en función de las soluciones identificadas
Concentrar esfuerzos en aquellas que hayamos elegido
Reevaluar constantemente nuestra estrategia y corregir el rumbo si fuera necesario
Parece sencillo. Pero la triste realidad es que la buena estrategia es extremadamente rara de encontrar. Es el momento de cambiar eso. Es el momento de la estrategia.