Casos de uso en la Token Economy
Analizamos los posibles casos de uso en la Token Economy y proyectos que los implementan apoyándose en distintos tipos de tokens.
La semana pasada iniciamos una serie de artículos sobre la Token Economy hablando de Bitcoin como germen de esta. La gran innovación de su creador, Satoshi Nakamoto, fue crear un sistema para realizar pagos entre pares sin necesidad de un intermediario. Para hacerlo, una red de nodos distribuidos hace las funciones de verificar y validar las transacciones a cambio de una recompensa en forma de moneda, o token, al que llamó Bitcoin.
Si bien Satoshi se centró en los pagos, la solución al problema de la confianza entre desconocidos se podía aplicar a muchos otros ámbitos. Un grupo de visionarios, con un jovencísimo Vitalik Buterin a la cabeza, supieron verlo y crearon una nueva red para abordarlos llamada Ethereum.
Hasta la llegada de Ethereum, cualquier sistema que quisiera aprovecharse de las ventajas de la Token Economy debía crear su propia red y su propio token. La gran innovación de Vitalik y su equipo fue crear una red que en cierto modo era programable. De esta forma, además de registrar movimientos de tokens (Ether) entre cuentas, también podía almacenar rutinas llamadas Smart Contracts capaces de ejecutar cierta lógica.
Esta característica abrió la posibilidad de que cualquier desarrollador que quisiera crear una aplicación basada en una cadena de bloques pudiera hacerlo sobre la de Ethereum, ahorrándose tener que crear su propia infraestructura. A cambio de poner la red a disposición de terceros, los mineros de Ethereum cobran una pequeña comisión cada vez que una aplicación necesita registrar una operación sobre la misma.
La primera gran aplicación, la que podríamos llamar la Killer App de Ethereum, fue la creación de sistemas de tokens alternativos sobre la propia red. Crear un nuevo token era tan sencillo como escribir unas pocas líneas de código definiendo entre otros su nombre, símbolo, distribución inicial, y algunas funciones de traspaso de tokens entre cuentas.
Esta facilidad para crearlos dio lugar a la fiebre de Initial Coin Offerings (ICOs) de 2017, dónde infinidad de proyectos se lanzaron a crear sus propios tokens con la intención de captar capital en el mercado. Una gran parte fracasaron o directamente no llegaron a ver la luz del día, pero la perspectiva histórica nos permite centrarnos en algunos casos de uso concreto que sí han tenido recorrido y puede ser interesante conocer para entender qué posibilidades nos brinda la Token Economy.
Casos de uso en la Token Economy
Tokens como parte del protocolo
Por tokens como parte del protocolo entiendo aquellos tokens que una aplicación o red crea y que son necesarios para el funcionamiento de la misma. Por ejemplo, Bitcoin y Ethereum crean respectivamente bitcoins y ether, que sirven de incentivo para los partícipes de la red para extenderla y securizarla.
Otro caso interesante de token de protocolo podría ser el de The Graph, un proyecto que aspira a indexar y facilitar el consumo mediante APIs del contenido de las distintas blockchains públicas. The Graph emitió su propio token denominado GRT y se utiliza para entre otras cosas para:
Recompensar a los nodos que participan en la red indexando cadenas de bloques
Recompensar a curadores de contenido que ayudan a señalizar las mejores APIs
Servir como medio de pago de las aplicaciones externas que quieran hacer consultas a la red
Se genera así una especie de economía circular que beneficia a todas las partes. Cuánto más contenido esté indexado y mejores sean las APIs, más demanda por parte de desarrolladores que necesitarán adquirir tokens para poder hacer consultas, lo que en teoría hará incrementar el precio atrayendo a más nodos y curadores que mejorarán la red.
Tokens sociales en comunidades
Otro caso de uso interesante del uso de tokens es el relacionado con comunidades. Estas pueden emitir su propio token y restringir el acceso o funcionalidades sólo a aquellos que tengan una determinada cantidad. Del mismo modo, también puede recompensar ciertas actividades que beneficien a la comunidad con estos.
Un caso de uso de este tipo de tokens lo encontramos en Friends With Benefits, una comunidad cultural de artistas y creadores en torno a la web3 y que exige un mínimo de 75 tokens de la red ($FWB) para poder unirse (12.500$ a día de hoy). Obviamente hay que estar realmente motivado para hacerlo, pero cuando lo haces, también tienes un gran interés en potenciar la comunidad para que tus tokens mantengan o incrementen su valor.
Otro ejemplo de proyecto de tipo social con su propio token y que está adquiriendo cierta tracción es Audius. Se trata de una plataforma de música en streaming similar a Spotify, donde artistas independientes suben su contenido y generan royalties que cobran en forma de tokens. Los usuarios también necesitan adquirir éstos para acceder a ciertos contenidos y funcionalidades. Ambos pueden incluso participar en las decisiones que afectarán al futuro de la red votando con sus tokens sobre cómo debe evolucionar la misma, en un ejemplo de uso de tokens como sistema de gobernanza.
Tokens como sistema de gobernanza
Otro caso de uso de los tokens se da en la creación y operativa de entidades descentralizadas autónomas, DAOs en su abreviatura inglesa. Este tipo de organizaciones se caracterizan porque su operativa está programada y registrada en la blockchain en forma de Smart Contract.
El ejemplo más famoso, aunque no el más exitoso, fue The DAO, una organización autónoma que se creó en 2016 con la idea de captar fondos con el objetivo de distribuirlos a proyectos que promovieran Ethereum. Podemos pensar en The DAO como un fondo de inversión sin gestores, o más bien, dónde todos los poseedores de tokens actuaban como tales votando con ellos sobre los proyectos que querían financiar. Una vez The DAO tomaba una decisión, el Smart Contract liberaba los fondos automáticamente al proyecto seleccionado.
The DAO nunca llegó a funcionar porque sufrió un histórico hackeo que llegó a provocar un cisma en Ethereum y su división en dos redes distintas, pero a día de hoy encontramos muchas otras DAOs como MakerDao y otras que utilizan sí utilizan tokens a modo de sistema de gobernanza de forma efectiva.
NFTs: Tokens como recurso escaso
Si en 2017 la narrativa estaba en manos de las ICOs, en 2021, mientras escribo estas palabras, el protagonismo especulativo se lo llevan los tokens no fungibles, o NFTs.
Hasta ahora hemos hablado de casos de uso donde los tokens son fungibles, esto es, a efectos prácticos cada token es igual a cualquier otro. Si tengo que cobrar un bitcoin, me da igual que me des uno u otro, del mismo modo que si tengo que cobrar 10€, tampoco me importa el billete de 10€ que me des.
Con la aparición de los tokens no fungibles quién lo crea puede hacer que cada token pueda ser individual y único. Esto los convierte en instrumentos ideales para generar escasez de forma artificial.
NFTs como ediciones limitadas
Un caso de uso interesante es el de creadores acuñando NTFs por sus obras digitales y generando unos ingresos extras por aquellos que quieren tener el original. En cierto modo, es una forma de capturar más valor por sus obras. Siguen vendiendo sus contenidos al precio habitual, pero pueden sacar ediciones limitadas de NFTs para aquellos fans que puedan y quieran pagar un extra. En principio, todos ganan.
Un ejemplo de este tipo de discriminación por precio nos lo ofrece el grupo Kings of Leon quienes, además de en los formatos tradicionales, también lanzaron una edición especial de su último álbum en formato NFT que cualquier seguidor podía comprar en exclusiva y sólo durante dos semanas por 50$.
NFTs como coleccionables
Otro caso de uso de los NFTs es el crear coleccionables. Uno de los más populares en su momento fue Top Shots, proyecto con licencia de la NBA que vendía sobres de cromos digitales de la competición. El modelo de negocio es el mismo que el de cualquier empresa de cromos. La gran mayoría son comunes y no valen apenas nada, pero hay unos cuántos exclusivos que hace que los coleccionistas sigan comprando sobres con la esperanza de conseguirlos.
Otro tipo de colecciones que han tenido bastante éxito en el mercado son aquellas estilo CryptoPunks, una colección de 10.000 avatares generados algorítmicamente, y de distintas rarezas. La semana pasada saltó la noticia cuando una multinacional como Visa compró uno de ellos por 150.000$. Y justo hace unos días se cruzó la barrera de los 1000 millones de dólares cruzados en venta de punks.
Todo este caso de uso sobre coleccionables se basa en la narrativa de aquellas noticias que cada cierto tiempo salen a la luz de algún cómic o cromos raro que costaban 25 centavos hace 50 años y ahora se venden por millones de dólares.
La narrativa de hacerse rico comprando barato y vendiendo caro es poderosa, pero la realidad es que la mayor parte de cómics y cromos de hace décadas terminaron por no valer nada.
Sólo el necio confunde valor y precio. — Francisco de Quevedo
Hay quién sospecha que los precios que estamos viendo hoy en día están hinchados artificialmente para atraer al gran público y dar salida a las colecciones. La jugada sería algo parecido a esto:
Creas una colección o acaparas una gran parte de ella.
Cruzas una venta con un amigo, o contigo mismo, por una cantidad desorbitada.
Esa venta aparece en todas los medios especializados y redes sociales, lo que atrae a “pardillos” que, esperando dar el pelotazo, terminan comprando el resto de NFTs de la colección.
Para rizar el rizo, una vez has comprado una pieza de la colección, te sientes obligado a anunciarlo y promocionarlo a los cuatro vientos para tratar de hacerlo más popular e incrementar su precio.
Nada de esto es nuevo. En mercados regulados como la bolsa este tipo de actuaciones están estrictamente prohibidas y vigiladas. En el mundo crypto, por suerte o por desgracia, la ausencia de regulación hace que este tipo de jugadas puedan ser mucho más comunes.
Fraccionamiento de NFTs
Un aspecto interesante de los NFTs respecto a activos coleccionables o exclusivos del mundo real es que es más sencillo tokenizar su propiedad. En el mundo físico, si bien es posible fraccionar la propiedad de una obra de arte, la realidad es que no es algo que sea realmente cómodo al tiempo que genera ciertos problemas como decidir por ejemplo quién la conserva.
Los NFTs, al nacer en el entorno digital, facilitan su tokenización y propiedad por múltiples propietarios. Un proyecto interesante al respecto es Partybid.app, que permite a grupos de compradores organizarse para pujar por un determinado NFT de forma coordinada y compartir su propiedad desde el momento que se cierra la venta.
Juega para ganar: Tokens como recompensas en videojuegos
Otro caso de uso bastante popular últimamente se está dando en videojuegos como Axie Infinity, dónde la economía del juego está basada en el uso de tokens de distintos tipos.
Por una parte, tenemos los Axies en sí, que son una especie de pokémon en forma de NFTs que los jugadores compiten por capturar y añadir a su colección.
Los Axies pueden criar entre ellos generando nuevos especímenes únicos, pero para ello necesitamos utilizar otro tipo de token, en este caso fungibles: Small Love Potions.
Como en cualquier videojuego con cualquier moneda virtual, a más tiempo juegue el usuario, mayores recompensas obtiene. La característica diferenciadora de Axie es que los tokens cotizan en el mercado secundario por lo que se pueden convertir en dinero real de forma casi automática.
El mero hecho de cotizar hace que aquellos que han conseguido una gran cantidad de tokens tras haber invertido una gran cantidad de esfuerzo en el juego, estén muy motivados en convertirse en embajadores y atraer nuevos jugadores que hagan aumentar la demanda e incrementen el valor de sus tokens.
Personalmente creo que la verdadera innovación consiste en este ciclo de retroalimentación positivo facilitado por la existencia del mercado secundario. Y es que uno es lo suficientemente mayor para recordar las historias de los farmers chinos del WOW en 2007. Jugadores que se dedicaban a echar horas y horas al videojuego de Blizzard para conseguir oro que revendían a jugadores del primer mundo que querían ahorrar tiempo.
Hoy en día, vemos aparecer el mismo tipo de noticias que veíamos entonces, sólo que ahora son adolescentes filipinos en lugar de chinos los que hacen el trabajo sucio.
Tokens como instrumentos financieros
He dejado para el final el caso de uso estrella de los tokens, su uso como instrumentos financieros. Es el caso estrella porque también es el más evidente. No olvidemos que la cadena de bloques no deja de ser un libro de cuentas que registra entradas y salidas de tokens. Las aplicaciones financieras son las que mejor se adecúan a este tipo de arquitectura.
Lo he dejado para el final también porque podríamos hacer cuatro o cinco artículos hablando de proyectos de este estilo. Hay tantos de ellos como productos financieros en la actualidad: tokens que tratan de representar acciones, monedas, productos derivados como futuros u opciones, deuda, etc.
Por destacar algunos casos de uso, me quedaría con el de utilizar tokens como forma de captar financiación en forma de ICOs que ya comentábamos al inicio de este artículo. Durante el momento álgido, la publicación de un simple white paper describiendo el proyecto te garantizaba vender de forma anticipada una gran cantidad de tokens que te permitían financiar el proyecto. Hoy en día imagino que no será tan sencillo, pero tampoco me extrañaría si así fuera.
Otro uso interesante se da en la creación de Stablecoins, tokens que en teoría deben guardar una relación uno a uno con una moneda de referencia del mundo real como el dólar. Un proyecto interesante que creó su propia moneda de este tipo fue MakerDAO, entidad autónoma descentralizada que de forma automática y mediante Smart Contracts mantiene esta equivalencia. En sus inicios, este tipo de monedas eran importantes porque las blockchain no son compatibles, así que si quieres vender Bitcoin para comprar otro token, podrías necesitar convertirlos primero en una Stablecoin.
Por último, otro caso de uso interesante son los Decentralized Exchanges (DEX), sistemas que nos permiten realizar operaciones financieras como compra y venta de tokens sin necesidad de un intermediario. La operativa del exchange está programada en Smart Contracts y los partícipes de la red reciben tokens por contribuir a la misma. El más famoso de todos ellos es Uniswap.
Pero lo dicho, no me quiero extender en esta parte, ya que todo lo relacionado con este tipo de proyectos está más que bien cubierto en Internet. Si queréis profundizar sobre el tema, os recomiendo informaros sobre el movimiento DeFi (Decentralized Finance).
Conclusión
Puedo decir sin temor a equivocarme que el artículo de hoy se me ha ido un poco de las manos. Y aún así, debo deciros que probablemente sólo hemos cubierto una pequeña parte de todos los casos de uso que se pueden dar alrededor de los tokens.
Habréis observado que la mayor parte de casos de uso no son necesariamente nuevos ni probablemente necesiten una cadena de bloques para ser viables. Sin embargo, hacerlo sobre Ethereum cualquier otra blockchain equivalente abre la posibilidad de que sus tokens coticen muy fácilmente en mercados secundarios, lo que potencia muchas narrativas relacionadas con la inversión y hacer dinero rápido.
Por otra parte, en mi opinión personal, el mismo ciclo de retroalimentación positiva que vemos en ciertos proyectos corre el riesgo de invertirse a poco que vengan mal dadas. Por ejemplo, si el precio de un token comienza a bajar, puede provocar que sus tenedores comiencen a vender agresivamente, lo que tiraría más abajo el precio frenando la adquisición de nuevos usuarios. La teoría económica más rígida aspira a que los actores actúen racionalmente y retengan sus inversiones para sujetar el precio, pero como se ha demostrado decenas de veces en cualquier crisis bursátil, el ser humano no siempre actúa racionalmente.
Desde mi punto de vista, lo más probable es que pasemos por varios ciclos de burbuja y depresión que irán depurando el mercado y destacando aquellos casos de uso de la Token Economy que realmente aporten más valor. El tiempo dirá cuales perduran, pero en cualquier caso y dada la cantidad de innovación que se está desarrollando alrededor, creo que vale la pena conocer los básicos y espero que esta lectura os haya servido para hacerlo.
📝 Referencias
El libro Token Economy de Shermin Voshmgir. Muy recomendado.
Ethereum — Wikipedia
Ethereum Whitepaper — Ethereum.org
The 7 Types of Cryptocurrencies You Must Know — Martin Thoma
Crypto Token Types: The Ultimate Guide — Nimera.io
The Different Types of Cryptocurrency Tokens Explained — MakerDAO
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