Cuando la ingeniería aplasta la creatividad
El peor anuncio de la historia. Sobre cómo Apple ignora y maltrata a sus clientes, y por qué seguimos comprando.
Hace justo 40 años, Apple lanzó el considerado mejor anuncio de la historia.
Inspirado en la novela de George Orwell 1984, el anuncio mostraba un distópico futuro donde el Gran Hermano controla a una población lobotomizada a través de una pantalla gigante. En la sala, irrumpe una deportista con una maza a la carrera mientras las fuerzas de seguridad intentan detenerla.
Era el anuncio del primer Macintosh, y terminaba con esta frase:
On January 24th, Apple Computer will introduce Macintosh. And you’ll see why 1984, won’t be like 1984.
Cuatro décadas después, Apple puede haber conseguido también el primer puesto para el peor anuncio de la historia.
Apple presentó esta semana sus nuevos iPads. Para apoyar el lanzamiento, crearon un anuncio en el que una prensa hidráulica aplasta decenas de herramientas de expresión creativas como una trompeta, un piano, o una guitarra entre otros. Cuando la prensa termina su trabajo, y ya no queda nada que aplastar, asciende y aparece el nuevo iPad: el más fino nunca creado.
Las reacciones no han sido las que Apple esperaba. En un 2024 donde muchos artistas y creadores ven amenazada su forma de vida por la aparición de la inteligencia artificial generativa, destruir medios de expresión artística para anunciar tu último gadget demuestra una falta de contacto con la realidad bastante seria.
En The Verge, leemos cómo el actor Hugh Grant tuiteaba:
“La destrucción de la experiencia humana. Cortesía de Silicon Valley.”
También el director de The Handmaids Tale, Reed Morano, le lanzaba un mensaje directo a Tim Cook:
Tal ha sido la reacción, que Apple se ha visto obligada a disculparse. En declaraciones a Ad Age, Tor Myhren, VP de Marketing de Apple, comentaba:
“Creativity is in our DNA at Apple, and it’s incredibly important to us to design products that empower creatives all over the world,” Myhren told Ad Age. “Our goal is to always celebrate the myriad of ways users express themselves and bring their ideas to life through iPad. We missed the mark with this video, and we’re sorry.”
¿Quién necesita un iPad más fino?
Una de las cosas más llamativas del anuncio es que el objetivo de tal destrucción creativa es una característica que nadie, ninguno de los clientes de Apple, habíamos pedido ni necesitábamos: un iPad más fino.
La generación anterior del iPad Pro tenía 5.9mm de grosor. El nuevo, 5.3. Dicho de otro modo, el predecesor ya era suficientemente fino. Estoy convencido que a nivel de ingeniería es un logro absolutamente apabullante y muchos ingenieros en Apple estarán orgullosísimos de lo conseguido. El problema es que hacerlo más fino tiene dos contrapartidas que perjudican a la mayor parte de sus clientes: menos batería y menos robustez.
¿Sabéis dos cosas que sí valoramos los usuarios de iPad? La batería y la robustez. Ambos por motivos obvios. Quiero usar mi iPad el mayor tiempo posible sin tenerlo conectado, y quiero que sobreviva el mayor tiempo posible sin romperse o doblarse, porque es un dispositivo que tiende a estar tirado por el sofá. Si tienes hijos, ya ni te cuento lo que te preocupa la fragilidad del cacharro.
¿Son idiotas en Apple? ¿O son demasiado listos? ¿Es la fragilidad una forma de obsolescencia programada encubierta? ¿Les conviene hacer productos más frágiles para que necesitemos comprarlos más frecuentemente?
Desde luego, algo de esto hay. Recordemos que esta es la empresa condenada por enlentecer los iPhones vía software artificialmente para motivar sus renovaciones. Pero no es el único motivo. Apple es famosa por haber tomado decenas de decisiones que pueden ser interpretadas en contra del consumidor. Por poner algunos ejemplos:
La retirada del puerto de audio del iPhone
La defensa de su puerto propietario lightning frente a estándares abiertos como USB-C
Dejar de añadir cargadores en las cajas de sus dispositivos
Limitar el espacio de almacenamiento empujando a sus usuarios a contratar su servicio de almacenamiento en la nube
Apple puede parecer tremendamente hostil con sus clientes, y sin embargo…
Seguimos comprando
Algo hará bien Apple cuando, a día de hoy, factura cerca de 400.000 millones de dólares al año. Podría ser perfectamente un caso de estudio sobre una empresa que constantemente maltrata a sus clientes (quizás exprime sería un mejor término), obviando sus demandas más evidentes, y aún así sigue vendiendo como si no hubiera mañana.
Yo mismo soy un buen ejemplo. Escribo estas entradas desde un Mac. He conseguido que toda mi familia cercana utilice un iPhone. En mi casa debo acumular 3 iPads y el nuevo Pro, pese al artículo de hoy, viene de camino. ¿Qué me pasa? ¿Qué les pasa a los clientes de Apple?
No puedo hablar por el resto, pero voy a listar algunos motivos que me hacen estar cautivo de la empresa de la manzanita:
En primer lugar, el lock-in tremendo en el que me he metido solito. Apple me atrapó con el Macbook blanco de 2006. Luego, con el iPod, y finalmente con el iPhone. Puedo decir sin lugar a equivocarme, que todos estos productos eran superiores a sus rivales en la época. Y con cada uno de ellos, te ibas metiendo más y más en el ecosistema de Apple hasta el punto en el que salir es muy complicado. Más aún si ya piensas en términos familiares, y no de individuo.
No puedo decir que no lo viera venir. Era muy consciente que estaba cayendo presa de Apple y que, a largo plazo, se lo iba a cobrar. Podría haber invertido tiempo en encontrar soluciones libres que me permitieran haber sido más independiente, pero hubiera pagado con una moneda distinta: mi tiempo. Y llega un punto en la vida donde valoras mucho más este que el dinero.
La falta de competencia tampoco ayudaba. En lo relativo a telefonía móvil, hay dos alternativas: iOS de Apple o Android de Google. Y qué queréis que os diga, no soy nada fan de utilizar un sistema operativo liderado por una empresa cuyo principal modelo de negocio es la publicidad. En cierto modo, he elegido pagar con dinero en vez de con datos.
La experiencia de uso es sin duda, también uno de los motivos principales. Y una de las razones por las que he ido moviendo a mi familia hacia Apple. Durante años, mi relación con Android se basó en solucionar problemas a mis padres con sus móviles y tablets. Después de cada una de estas sesiones, acababa calentísimo. ¿Por qué? Por algo que Android nunca podrá superar ya que a su vez es su mayor fortaleza, y es que es un sistema operativo abierto que tiene que dar cabida a casi cualquier hardware. El control que tiene Apple sobre el suyo propio, le permite afinar la experiencia de uso a unos niveles que son imposibles para Android.
Pese a que no me gustaría reconocerlo, también es posible que haya alguna cuestión de estatus. Apple ha conseguido posicionar su marca al nivel de las mejores marcas de lujo. Es difícil que pueda tener el mismo coche que Cristiano Ronaldo o Messi, pero probablemente estemos utilizando el mismo móvil. Esto es una soberana gilipollez y me niego a creer que tenga algún efecto en mí, pero probablemente lo tenga. Me gusta que mi móvil sea un iPhone. Me gusta la puta manzanita. Y esto es probablemente irracional, o fruto de una lavada de cerebro importante.
En cierto modo, Apple ha explotado perfectamente mis debilidades. Me captó hace más de una década con productos sobresalientes, consiguió hacerme un lock-in perfecto en su ecosistema y, desde entonces, me está exprimiendo como si no hubiera mañana.
Miopía de Producto
El lock-in de Apple es poderoso en mí. Y, sin embargo, estamos llegando a un punto que me estoy empezando a cuestionar si este abuso constante tiene sentido. No debo ser el único.
Hay precedentes de empresas e industrias enteras que desaparecieron cuando se centraron en sus productos y capacidades en lugar de en las necesidades de sus clientes. Las palabras de Theodore Levitt, en Marketing Myopia, artículo que hay que leer al menos una vez al año, pueden ser premonitorias:
It is not surprising that, having created a successful company by making a superior product, management continues to be oriented toward the product rather than the people who consume it. It develops the philosophy that continued growth is a matter of continued product innovation and improvement.
— Marketing Myopia, Theodore Levitt
No sé hasta qué punto la empresa de Cupertino podrá seguir estirando el chicle, pero que este anuncio haya pasado todos los filtros para ver la luz es sin duda una mala señal. En 1984 Apple simbolizaba la rebelión contra el Gran Hermano. En 2024, Apple se ha convertido en el opresor contra el que rebelarse.
Un usuario de Twitter le dio la vuelta al anuncio creando la versión que Apple debía haber publicado. Un ejemplo más de que la creatividad humana, bien enfocada, no tiene límites.
https://x.com/rezawrecktion/status/1788211832936861950?s=46
Cambiando de tema, el viernes que viene estaré de visitante por La Product Conf. Si alguien se quiere acercar a saludar o tomar un café, ¡ya sabe!