El peor Product Manager posible
Sobre cómo convertirse en el peor tipo de Product Manager posible y su impacto en las empresas por las que pasa.
Matías era un nuevo PM en ACME Inc. con grandes ambiciones.
Concretamente, su mayor ambición era ascender rápidamente en la organización, y para eso se dio cuenta de que lo mejor que podía hacer era convertirse en el mamporrero del ejecutivo de turno.
A Matías no le interesaban ni los usuarios ni sus problemas. Matías tenía una misión, su misión, y esta era hacer feliz a sus superiores convirtiendo sus deseos en realidad.
Matías no da contexto a su equipo. Sus preguntas sobre qué problema estaban tratando de resolver para los usuarios le resultaban incómodas. ¿Qué os importa el problema? No estáis aquí para opinar, pensaba molesto.
Por supuesto Matías se encargaba de aislar al equipo de influencias externas. No porque quisiera evitarles distracciones, sino porque no podía permitir que su jefe hablara directamente con ellos descubriendo que tenían otros puntos de vista.
¿Impacto en el negocio? El único impacto que le importa a Matías es que su jefe esté satisfecho. ¿Métricas de éxito? Si a su jefe no le importan, por qué le iban a importar a él. Aquí hay que sacar features por la puerta, ya se encargará Marketing de que alguien las use.
Si las cosas no funcionan, nunca es culpa de Matías. Tira a su equipo a los caballos a la primera oportunidad y siempre está falto de recursos. Si su jefe quiere ver sus ideas hechas realidad, ya se encargará de conseguirle más lacayos.
Matías sabe que hay otros Product Managers en la empresa, pero le resultan desagradables. A veces se tiene que coordinar con ellos, pero estos no entienden la importancia de hacer feliz a su jefe. Ignorantes. Nunca llegarán a nada.
Si al jefe de Matías no le gusta la línea que está siguiendo el equipo, Matías acude rápido a reprenderlo y decirles cómo tienen que hacer las cosas. ¿Va a saber más su Product Designer que su jefe sobre cómo diseñar un interfaz? Si su jefe dice que ese botón tiene que ser azul, se pone azul y punto.
La estrategia de Matías se basa en cómo vuelva su jefe del fin de semana. Si su jefe ha leído un artículo que dice que el condensador de fluzo es el futuro del sector, Matías cambia el foco del equipo al día siguiente. Esto es el futuro, dice. Si a mí me va bien a vosotros os irá bien.
A Matías sólo puede ir bien si a su jefe le va bien. Si Matías huele que su jefe cae en desgracia no dudará en traicionarle a la primera de cambio. A Matías no le sirve de nada un superior que no puede ascenderle o darle más poder. Si tiene que asestarle la puñalada final, no dudará en hacerlo.
También traicionará a su empresa si esta no crece. Sólo una empresa empujada por la inercia del mercado puede soportar a un PM como Matías. No puedes engañar a todo el mundo todo el tiempo, pero el dinero ayuda mucho a prolongar el engaño.
Cuando Matías deja su empresa, en esta ya sólo quedan aspirantes a Matías. Los PMs con foco en los problemas de los usuarios hace tiempo que salieron. Los que quedan, han interiorizado que el camino para ascender consiste en practicar el noble arte de la felación.
Para entonces la empresa ya está condenada.
Madre mía, la realidad es que hay muchos muchos Matias, y los de arriba es lo que quien que seas desgraciadamente