Por qué vas a ver películas de Spider-Man hasta que te mueras
Hoy hablamos de una de las decisiones empresariales modernas más controvertidas de la historia: la venta de los derechos de Spider-Man a Sony por parte de Marvel.
En nuestro día a día tomamos decenas de decisiones que impactan en el desarrollo de nuestros productos. Pero no todas las decisiones son igual de importantes ni tienen las mismas consecuencias a futuro.
Jeff Bezos introdujo en Amazon el concepto de decisiones reversibles o irreversibles. Las irreversibles no tienen vuelta atrás cuando las tomas. Ante este tipo de decisiones debemos dedicar tiempo y recursos para analizarlas concienzudamente.
En contraposición a estas, nos encontramos las decisiones reversibles, que son aquellas que en el caso de equivocarnos podemos deshacer fácilmente. Obviamente, estas requieren mucho menos análisis ya que volver a atrás no supone un gran coste.
El coste de no identificar correctamente el tipo de decisión al que nos enfrentamos es enorme. Si tomamos todas las decisiones como si fueran irreversibles, nos volveremos inoperantes. Si tomamos todas las decisiones como si fueran de reversibles, nos enfrentaremos a consecuencias inesperadas en el futuro.
Hoy contaremos la historia de una de las decisiones empresariales más cuestionables de la historia moderna. Hoy hablaremos de Spider-Man.
El problema de Spider-Man
Hoy en día es difícil no conocer a Marvel. Sus superhéroes llevan dos décadas formando parte de la cultura popular, con decenas de películas y más de una saga a sus espaldas. Ironman, Los Vengadores, Thor o Capitán América son ya clásicos para toda una generación.
Sin embargo, en los años 90, Marvel no era la fuerza de la naturaleza que es hoy. Su negocio eran los cómics en papel, y sus principales fuentes de ingresos provenían de la venta de estos y los juguetes asociados.
Las películas de superhéroes en los 90 tampoco eran el fenómeno de masas que son hoy en día. Salvo por Batman, era difícil encontrar alguna película de éxito en la que un enmascarado fuera el protagonista. Los efectos especiales para lograr dotar de realismo a las historias de superhéroes tampoco estaban ahí.
No era evidente que Marvel terminase convirtiéndose en una productora de cine. Su junta directiva en aquel entonces, presionada por unos resultados financieros que rozaban la quiebra, tuvo la idea de licenciar a sus mejores superhéroes a estudios de Hollywood.
Así, los estudios asumían el riesgo económico de hacer una película a cambio de los posibles futuros ingresos en taquilla. Marvel por su lado se quedaría el upside de vender más cómics y juguetes, que al fin y al cabo era su negocio.
Esta es la forma en la que Fox se hizo con los derechos de X-Men, y Sony, uno de nuestros protagonistas en esta historia, los de Spider-Man.
El acuerdo
Aparentemente la decisión de Marvel era un no-brainer cargada de opcionalidad. En el peor de los casos, si las películas fueran un fracaso, Marvel ingresaba una cantidad en efectivo por la venta de sus personajes. En el mejor, multiplicaría sus ingresos por la venta de cómics y juguetes arrastrada por el éxito de taquilla.
El acuerdo establecía que Sony pagaría a Marvel 10 millones de dólares por cada película de Spider-Man que rodase. Ambas se repartirían los ingresos por taquilla en proporción 95/5, y los de los juguetes 50/50. Hasta aquí, un acuerdo normal.
Sin embargo, tenía un girito. Sony mantendría los derechos sobre el personaje siempre y cuando lanzase al menos una película cada cinco años y nueve meses.
¿Recordáis haber ido al cine a ver la saga de Spider-Man protagonizada por Andrew Garfield y pensar por qué me están contando la misma historia otra vez? Ya sabéis cuál es la razón.
Tú y yo moriremos y Sony seguirá lanzando películas del hombre araña.
El éxito de Sony con Spider-Man
Sony lanzó su primera película de Spider-Man protagonizada por un semi-desconocido Toby McGuire en 2002. La película tuvo un presupuesto de 139 millones, y arrasó en taquilla recaudando más de 800 millones en todo el mundo.
La segunda y tercera parte no fueron menos recaudando 796 y 894 millones respectivamente. Sony ha estrenado hasta ahora nueve películas de Spider-Man, con una recaudación de más de 8200 millones de dólares en taquilla.
Para poner las cosas en perspectiva, Disney compró Marvel en 2009 por 4000 millones.
Disney entra en escena
Cuando Disney entra en escena no compra sólo una empresa de cómics y juguetes. A mediados de los 2000, Marvel decide hacer sus propias películas con aquellos superhéroes de los que todavía conservaba los derechos.
El éxito de las películas lleva la cotización de Marvel desde los apenas 4$ a los que cayó en 2002, a los 38$. Disney lanza una oferta por el total de la empresa en Agosto de 2009 a 50$ la acción. La ejecutiva no puede rechazarla y Disney termina haciéndose con el catálogo de más de 5000 personajes de Marvel.
Todos salvo aquellos que vendió en los 90, como los X-Men, y el más popular de todos, Spider-Man.
Spider-Man entra en el universo MCU
En el año 2014 Marvel, ya bajo el paraguas de Disney, había dominado el arte de hacer películas logrando grandes éxitos en taquilla. Mientras tanto, Sony había hecho el confuso reboot de la saga con Andrew Garfield.
Marvel pensó que era el momento de tratar de recuperar a Spider-Man de vuelta a su universo, Marvel Cinematic Universe, también conocido por las siglas MCU.
Sony termina aceptando que Marvel participe de la producción de las películas de Spider-Man, pero conservando los derechos y el reparto de taquilla del acuerdo original: 95% para Sony, 5% para Marvel.
Ambas compañías acuerdan también, para regocijo de sus fans, compartir a sus personajes. Así es como vemos a un Spider-Man, protagonizado por Tom Holland, aparecer en películas de Marvel como Capitán América o Los Vengadores. O también recientemente, al Dr. Strange en Spider-Man No Way Home, película de Sony.
A día de hoy, y probablemente a perpetuidad salvo que Sony abandone el negocio del cine, esta sigue manteniendo los derechos sobre Spider-Man. Esta es la razón por la que no veremos ninguna película con Spider-Man como protagonista en Disney+.
Salvo que Disney pase por caja, claro.
¿Un mal acuerdo?
Y en esta situación llegamos al final de esta historia. A toro pasado, es fácil ver que el acuerdo resultó extremadamente negativo para Marvel, y absurdamente beneficioso para Sony. Sin embargo, habría que retrotraerse a los 90, y a la situación financiera de Marvel en esa época para poder ponernos en el contexto adecuado.
Es innegable que las películas de Fox y Sony llevaron a otro nivel al género de superhéroes. Sin esos referentes, quizás Marvel nunca se hubiera lanzado a hacer películas por sí misma. Quizás habría quebrado antes. Es imposible saberlo.
También es imposible saber por qué Marvel no introdujo alguna cláusula que les permitiera recuperar al personaje en algún punto. Pasados 25 años, o incluso guardándose una opción de recompra por una cantidad que hubiera parecido a Sony lo suficientemente rentable en el momento.
Pero obviamente Marvel era la parte más débil en la negociación, y eso quedó reflejado en los términos de los acuerdos por los que cedió a sus superhéroes.
Y de paso la historia me ha dado para escribir un nuevo post en esta, vuestra newsletter favorita. Si queréis saber más sobre toma de decisiones de producto, aquí os dejo enlazado un artículo que publiqué hace ya un par de años:
Si queréis ahondar más en la historia de los derechos de Spider-Man, os recomiendo encarecidamente escuchar este Podcast de Planet Money donde cuentan la historia:
Y si no sois de podcast, aquí tenéis la transcripción del episodio.
¡Hasta la semana que viene!