El fútbol es eterno: el arte de invertir en sectores que han pasado la prueba del tiempo
Por qué lo aburrido puede ser más rentable que lo sexy en el mundo empresarial. Fútbol, riesgo y recompensa, efecto Lindy y la estrategia que Bezos usó para levantar Amazon.
Esta noche se celebra la final de la Eurocopa entre España e Inglaterra. La mayor parte de Europa estará pendiente de la televisión, yo incluido. Y eso que, hasta hace poco, mi visión del fútbol era que era un deporte camino a la irrelevancia.
Mi principal argumento era que al haber restringido la distribución vía el pago por visión, las nuevas generaciones, privadas de la oportunidad de verlo en abierto, no establecerían el vínculo con el fútbol que los adultos de mi generación habíamos formado.
En cierto modo estaba proyectando mi propia experiencia, recordando con cariño aquellos primeros partidos televisados que vi de pequeño en el pueblo con mi abuelo. En mi cabeza, eso había sido fundamental para que me interesara por el fútbol cuando era un chaval.
Y entonces, tuve un hijo.
Mi hijo tiene ahora mismo seis años. En casa, hasta esta Eurocopa, creo que sólo se ha puesto un partido de fútbol en la televisión, la final del mundial Argentina-Francia en 2022. Y ni siquiera lo vio.
Podríamos decir que ha tenido cero exposición al fútbol en el ámbito familiar. Con este panorama, entended mi sorpresa cuando hace unas semanas al recogerlo del colegio me dijo:
Papá, ¿sabes que Mbappé se va al Madrid?
Ojalá alguien me hubiera estado grabando mi reacción en ese momento. Le pregunté si sabía quién era Mbappé y no tenía la más remota idea, pero en el cole había oído que era bueno y que lo había fichado el Madrid.
Y entonces es cuando pensé que el fútbol es Lindy, y harían falta mucho más que unas generaciones sin acceso a fútbol en abierto para que desapareciera.
El efecto Lindy
El efecto Lindy es una heurística propuesta por Nassim Taleb en su libro Antifrágil según la cual, las cosas no perecederas como las ideas, tecnologías o instituciones envejecen al revés.
¿Qué significa envejecer al revés? Pues que al contrario que sucede con las cosas perecederas como la comida o la ropa donde, por cada día que pasa, su esperanza de vida decrece, en el universo de las cosas no perecederas, cada día que sobreviven hace más probable que lo hagan un día más.
Así, por ejemplo, si un libro lleva 100 años publicándose es probable que lo siga haciendo otros 100. Si una obra en Broadway lleva 10 años exhibiéndose, es probable que lo siga haciendo otra década.
El fútbol moderno nació en Inglaterra a mediados de 1800, por lo que lleva casi 200 años entre nosotros. Según el efecto Lindy lo seguirá haciendo al menos otros dos siglos.
Y es que 200 años han dado para mucho, y el fútbol se ha introducido hasta literalmente, el patio de los colegios de nuestros hijos. Y no sólo ahí. Sin saber cómo, por mi casa han empezado a aparecer cromos de la selección española. Y hasta un balón de fútbol de la selección que sus abuelas le han regalado a través de una promoción de una gran cadena de distribución.
¿Cuántas generaciones sin acceso a verlo en abierto hacen falta para que el fútbol desaparezca? Desde luego más de las que veré en mi vida. El fútbol es Lindy.
Elige lo aburrido
Jeff Bezos tiene una argumentación famosa acerca de centrarse en mejorar aquello que no va a cambiar. En el caso de Amazon, sus clientes siempre van a querer:
Una amplia selección de artículos
Precios bajos
Envíos rápidos
Bezos levantó el imperio de Amazon sobre esas premisas, pero además, lo hizo sobre una industria que de por sí era Lindy, la de la distribución. El ser humano lleva milenios comprando y vendiendo cosas. Es fácil anticipar que lo seguirá haciendo unos cuántos milenios más.
Y pienso, si tuviera que empezar un negocio de cero, si tuviera que crear un nuevo producto, ¿dónde tendría más posibilidades de éxito? ¿Sobre un sector Lindy, que lleva siglos entre nosotros, o sobre un sector de nueva creación? ¿En los sectores de la izquierda, o en los de la derecha?
Si sólo nos fijamos en la esperanza de vida, los de la izquierda son mucho más prometedores que los de la derecha. Es mucho más probable que sigan entre nosotros dentro de 10 años. Pero además, también gozan de otra ventaja poca veces apreciada: no son sectores sexis.
Lo sexy hoy en día es el segundo advenimiento de la Inteligencia Artificial. Pero antes de eso, lo sexy eran las criptomonedas y los NFTs. Y antes, la realidad virtual y lo cuántico. Lo sexy es divertido e interesante. Lo sexy atrae todas las miradas y la inversión.
Lo malo es que también atrae a la competencia. Y generalmente, lo que no quieres cuando sales al mercado, es competir directamente con cientos de empresas que están haciendo lo mismo que tú.
Peter Thiel, lo tiene claro a este respecto:
Competition is overrated. In practice it is quite destructive and should be avoided wherever possible. Much better than fighting for scraps in existing markets is to create and own new ones.
Conclusiones
¿Es estúpido invertir en sectores que no han demostrado ser Lindy? No. Simplemente es más arriesgado. Y por ser más arriesgado, probablemente está en cierto modo restringido a aquellos que tienen poco que perder, como los jóvenes libres de responsabilidades familiares, o aquellos que cuenten con un gran colchón de seguridad.
Mi propia carrera es buen ejemplo de ello. Lancé mi primera web con 18 años desde la comodidad de una habitación en casa de mis padres. Me fue bien y he tenido la suerte de haber navegado toda mi vida profesional con el viento de cola de Internet. Pero si me hubiera ido mal, tan sólo habría perdido un par de años de mi vida y probablemente ahora estaría haciendo cualquier otra cosa.
Hoy en día, con 44 años y responsabilidades familiares, analizaría mucho más cuál sería mi próximo emprendimiento. Y con la perspectiva que te da la edad, aquellos sectores que todavía no han pasado el test del tiempo y donde la competencia es feroz me resultan mucho menos atractivos para emprender.
Un punto intermedio, y quizás la clave para alinear riesgo, recompensa e interés, pudiera ser tratar de resolver los problemas de los sectores Lindy, con las tecnologías emergentes de los sectores no Lindy. La clave, nuestra palanca en este caso, residiría en conocer bien los problemas de los sectores de la izquierda.
Y siguiendo ese hilo, no puedo evitar llegar a la conclusión de que lo que tiene valor no es la tecnología que apliquemos, si no el verdadero conocimiento del problema.
Gran artículo! Taleb forever.