Por qué es importante definir una estrategia
Sobre cómo definir nuestra estrategia nos puede ayudar a articular la visión y la misión de una empresa aportando dirección, alienamiento, definición y consistencia.
Imaginemos un mundo ideal dónde nuestros recursos fueran ilimitados. En esta situación podríamos explorar cada nueva oportunidad que apareciese. Cualquier idea estaría a nuestro alcance. No tendríamos necesidad de elegir.
La realidad es que los recursos en cualquier empresa son limitados y generalmente escasos. Esta limitación, restringe el número de iniciativas que podemos poner en marcha. En otras palabras, nos obliga a elegir qué hacer para lograr nuestros objetivos. Y lo que es más importante, también qué no hacer.
Henry Mintzberg, uno de los grandes teóricos de la estrategia empresarial, escribió en 1987 The Strategy Concept II: Another Look at Why Organizations Need Strategies. En el artículo, Mintzberg destaca algunas de las ventajas que aporta haber definido una estrategia, como son establecer una dirección, propiciar el alineamiento, definir la organización y reducir la incertidumbre aportando consistencia.
La estrategia marca la dirección a seguir
Una buena estrategia marca el camino para lograr cumplir la visión y la misión de la empresa. Visión y misión, generalmente aspiracionales y de largo plazo, definen el gran objetivo de la empresa. La estrategia, por su lado, define cuál es el camino concreto para llegar a ese objetivo.
Veamos por ejemplo la misión de Tesla:
Acelerar la transición del planeta a las energías sostenibles
Ambiciosa, ¿verdad? Ahora bien, probablemente haya cientos de maneras en las que Tesla podría haber acelerado esta transición. Es a través de su estrategia donde se articulaban cuáles eran los pasos para hacerlo. En palabras del propio Elon Musk en 2006, el plan maestro de Tesla era:
Construir un coche deportivo
Utilizar los beneficios para construir un coche más asequible
Utilizar los beneficios para construir un coche todavía más asequible
Mientras hacemos todo lo anterior, proveer también alternativas de generación eléctrica de cero emisiones
Tesla eligió cumplir su misión creando coches eléctricos. Haciéndolo, también eligió descartar cualquier otra opción que también podría haber contribuido a la misma. Eso permitió centrar todos los esfuerzos de la organización alrededor de un único producto, crear ese primer deportivo eléctrico.
La estrategia fomenta la alineación interna
Una buena estrategia permite a todos los integrantes de la empresa alinearse en torno a ella.
Imaginemos representar el esfuerzo de cada persona o equipo como un vector. En una empresa sin una estrategia definida y con el único referente de la visión y/o la misión, cada integrante apunta sus esfuerzos hacia una dirección concreta. Cuando no hay estrategia, cuando no hay dirección, no es infrecuente encontrarse a equipos apuntando en direcciones opuestas.
Una empresa es un esfuerzo colectivo. Para poder tener éxito, necesitamos que todos los miembros de la misma enfoquen sus esfuerzos hacia el mismo fin. Haber definido estrategia facilita la alineación definiendo la dirección que debemos seguir para conseguirlo.
La estrategia define a la organización
Una buena estrategia define a la organización tanto interna como externamente.
Un ejemplo de cómo una buena estrategia define nuestra posición lo tenemos en Ikea. Su estrategia gira en torno a servir las necesidades de un segmento muy concreto de clientes, el de compradores jóvenes que buscan estilo a bajo precio.
En consecuencia, todas sus actividades, tanto internas como externas, se organizan en torno a esa estrategia. Haciéndolo así, Ikea elige sacrificar otros segmentos del mercado que podrían aportarle más margen, como puede ser el de los compradores que requieren de un mayor nivel de servicio.
Ikea, manteniéndose fiel a su estrategia, refuerza su posicionamiento en el mercado simplificando al mismo tiempo sus operaciones. De este modo evita uno de los mayores errores estratégicos que se pueden comentar, pretender serlo todo para todo el mundo.
La estrategia reduce la incertidumbre aportando consistencia
El entorno es lo suficientemente incierto per se como para que nos enfrentemos a él sin una estrategia definida. Imaginemos que cada día cada miembro de la empresa se despertase cuestionando qué dirección seguir para llegar a nuestro objetivo. Las ineficiencias abundarían.
Haber definido una estrategia nos permite ser consistentes en las formas de llegar al mercado y de solucionar los problemas emergentes que puedan aparecer. La estrategia resuelve las grandes cuestiones, cómo qué segmento del mercado atacamos, y permite a los integrantes de la organización centrarse en los pequeños detalles, como son atender y servir las necesidades de los clientes.
Los peligros de la estrategia
Si bien haber definido una estrategia tiene ventajas claras, Mintzberg también apunta algunos posibles peligros que pueden derivarse de tener una.
En primer lugar, haber marcado una dirección puede hacer que nos confíemos y no levantemos la cabeza cada cierto tiempo para ver qué está ocurriendo a nuestro alrededor. Debemos evitar convertirnos en el Titanic, navegando con un rumbo fijo, pero sin otear posibles icebergs en las inmediaciones.
Alinear a la organización en torno a una estrategia determinada también la hace más inflexible a los cambios. Esto, que es una ventaja cuando las cosas van bien porque nos impide desviarnos de la dirección establecida, puede ser un problema si tenemos que cambiar rápidamente el enfoque.
Añado a las palabras de Mintzberg otro peligro y es llegar a sufrir parálisis por análisis. Uno de los problemas que tiene definir una estrategia es que podemos pasar demasiado tiempo pensando en ella en vez de operando nuestro negocio. Ante la duda es mejor actuar que no actuar.
Conclusión
Hacer el esfuerzo de definir una estrategia es importante. Lo es porque nos obliga a tomar decisiones que simplifican el día a día de la organización añadiendo dirección, alineamiento, definición y consistencia.
Pero no es un ejercicio exento de riesgos. Debemos revisar nuestra estrategia constantemente, e incluso evitar definirla demasiado dependiendo de la fase en la que nos encontremos.
Por ejemplo, en fase pre-market-fit, nuestra estrategia debería dejar amplio espacio a la exploración evitando cerrarnos muchas puertas.
En contraposición, una vez encontramos nuestro encaje en el mercado y comenzamos la fase de escala, más importante se vuelve definir nuestra estrategia para enfocar y alinear a la organización. El cementerio está lleno de empresas y productos que quisieron mantener todas sus opciones abiertas durante más tiempo del necesario.
En cierto modo, la necesidad de definir una estrategia emergerá por nuestra propia evolución. Mientras somos pocos y hay un contacto estrecho entre todos los miembros de la organización, la estrategia puede ser implícita.
Si el contacto decrece, bien porque la organización escala, bien porque estamos en un entorno remoto en distintas zonas horarias por ejemplo, la necesidad de dedicar tiempo y esfuerzo a definir y comunicar nuestra estrategia aumenta.
Así pues, la estrategia no es sino otra arma que tenemos a nuestra disposición para lograr nuestros objetivos. Espero que el artículo de hoy os haya servico para conocer sus ventajas y riesgos para utilizar en el momento que consideréis oportuno.
📝 Referencias
The Strategy Concept II: Another Look at Why Organizations Need Strategies — Mintzberg
What is strategy? — Porter
Strategic Management — Wikipedia
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