Positivismo tóxico
¿Puede un exceso de optimismo llevarnos al desastre? Analizamos qué es el positivismo tóxico y sus nocivas consecuencias a través del último gran fracaso de Sony: Concord.
El 23 de Agosto de 2024, Sony lanzaba Concord, un first-person hero shooter estilo Fortnite en el que había invertido 8 años de desarrollo y 400 millones de dólares. Las expectativas eran enormes. Internamente se llegaba a comentar que tenía el potencial de crear una franquicia a la altura de Star Wars.
En su primer día en Steam, apenas llegó a congregar a más de 1000 jugadores simultáneos. Una semana después, el número bajó a menos de 100. El 6 de septiembre, apenas dos semanas desde su lanzamiento, Sony lo retiraba del mercado y anunciaba que devolvería el dinero a sus compradores.
Aunque las razones de un fracaso de tal magnitud suelen ser multifactoriales, en el caso de Concord destaca una por encima del resto: una marcada cultura de positivismo tóxico.
Al menos dos reporteros independientes, citando fuentes internas del estudio de desarrollo, apuntan a lo mismo: criticar cualquier aspecto del proyecto estaba mal visto. La sensación era que se prefería hundir la cabeza en el suelo, como avestruces, antes que discutir la realidad.
Había cierto pensamiento mágico en que al final todo saldría bien.
No salió bien.
¿Qué es el positivismo tóxico?
Cualquiera que haya navegado el sector tecnológico durante las últimas dos décadas habrá estado expuesto a cierta dosis de este fenómeno.
El positivismo tóxico consiste en la generalización de una falsa felicidad y optimismo ante cualquier situación, por negativa que sea. Rechaza las emociones y respuestas negativas en favor de mantener una aparente ilusión de progreso y éxito constante.
Es el entorno de muchas Startups. La presión por contentar las aspiraciones de fundadores, inversores y trabajadores, puede promover ciertas culturas dónde se esquiva el disenso a toda costa.
Los nocivos efectos del positivismo tóxico
Impacto en la salud mental
Mantener constantemente una fachada de optimismo cuando ves todo arder a tu alrededor no es lo mejor para tu salud mental. Peor aún cuando no puedes ni siquiera expresarlo porque está mal visto.
Las bajas por depresión u ansiedad son comunes en estos entornos. Si no enfermas, tu otra alternativa es bajar los brazos y cobrar a final de mes, o directamente salir de la empresa. En cualquiera de las situaciones, la empresa pierde.
Ignorar problemas reales
Cuando una organización suprime sistemáticamente cualquier crítica en pos de transmitir buen rollo y optimismo, lo consigue. Los empleados aprenden rápido a permanecer callados adaptándose a la cultura imperante.
El problema para la compañía es que de esta forma, se pierde gran parte del contexto que le permitiría reaccionar ante posibles imprevistos. Por ejemplo, en el caso de Concord, escuchar las críticas internas les podría haber permitido virar el rumbo antes de que fuera demasiado tarde.
¿Cuántos proyectos habéis vivido con fechas límite imposibles dónde todo el equipo sabía que no se iban a cumplir mientras el equipo directivo pensaba que sí? Cuando las malas noticias son tabú, estas acaban emergiendo en el peor momento: cuando ya no queda tiempo de reacción.
Impacto en la estrategia
¿Qué clase de decisiones estratégicas puedes tomar cuando ignoras los problemas reales de tu organización? Cuando haces planes basados en ilusiones en lugar de un análisis sólido de la situación, lo arriesgas literalmente todo.
Imagina acudir a una batalla con un mapa dónde te han ocultado partes del terreno. Dónde pensabas que había un flanco abierto para atacar a tu enemigo, resulta que hay una montaña gigantesca bloqueando el camino. Para cuando lo descubres, ya es demasiado tarde.
Impacto en tus clientes
¿Cómo ha quedado la reputación de Sony después de haber vendido un producto que han tenido que retirar del mercado a las dos semanas?
Sony quizás se lo pueda permitir. La Startup media, para bien o para mal, sólo tiene una oportunidad de impresionar a sus clientes. Llegar al mercado con un producto subóptimo porque nadie ha tenido el valor de levantar la mano durante el desarrollo y cuestionar si realmente estaba listo puede matarte.
El positivismo tóxico es así de peligroso.
Miedo al conflicto
Una de las principales causas del positivismo tóxico es el miedo al conflicto. También es la segunda disfunción que Patrick Lencioni menciona en su libro The Five Dysfunctions of a Team.
Para Lencioni, resulta irónico a menudo se evite el conflicto para intentar no dañar los sentimientos de algún miembro del equipo. Irónico porque lo que acaba pasando es que esas discusiones que no se dan en abierto, terminan dándose en privado en canales secundarios, lo cual termina siendo mucho más dañino para la salud del conjunto.
También le resulta irónico que se en ocasiones se evita en pos de la eficiencia, ya que precisamente el conflicto ahorra tiempo. Y es que, aquellos que lo evitan, terminan reviviendo los mismos asuntos una y otra vez porque nunca se llega a discutir la raíz de los problemas.
La siguiente tabla extraída del libro es un buen resumen para identificar si en tu equipo el miedo al conflicto está presente.
¿Cómo evitar caer presa del positivismo tóxico?
El primer paso para no caer presa del positivismo tóxico es crear espacios seguros donde los empleados puedan expresarse libremente y sin miedo a quedar señalados. Los líderes deben aprender a crear estos entornos y a promover y gestionar conversaciones difíciles.
Hay que celebrar y abrazar la crítica, tomándola como una oportunidad para aprender y crecer, en lugar de considerarlas una amenaza. Cuando escuches una, no mates al mensajero. Probablemente hay muchas personas detrás que piensan lo mismo y no lo están diciendo.
Si bien el optimismo es bueno y hasta deseable, no podemos simplemente ignorar la realidad. Necesitamos que cualquier plan tenga su correspondiente evaluación de riesgos y contramedidas en caso de que no salga cómo esperamos. Lo peor que puede pasar es que un proyecto se tuerza y nadie haya pensado en qué pasaría si algo sale mal porque eso no podía pasar.
A nivel liderazgo es crítico ser transparente, no ocultar la realidad, y mostrarse vulnerable cuando las cosas vienen mal dadas. Los empleados no son estúpidos y no les gusta que les traten como a niños. Saben identificar perfectamente cuando hay problemas. Si lo hacen, pero tú te empeñas en transmitir que todo va bien, perderás su respeto y su confianza.
Conclusión
El positivismo tóxico, a pesar de que casi siempre es bien intencionado, puede tener efectos realmente nocivos sobre la cultura y el devenir de nuestra empresa.
Las organizaciones que lideren el futuro serán aquellas que puedan crear espacios seguros para el conflicto constructivo, reconociendo que la verdadera fortaleza está en la capacidad de enfrentar y discutir los problemas abiertamente.
Este nuevo estilo requiere desarrollar habilidades específicas: la capacidad de escuchar activamente, la voluntad de mostrar vulnerabilidad cuando sea necesario, y la habilidad de facilitar conversaciones difíciles de manera productiva.
Los líderes deben convertirse en modelos de la conducta que desean ver en sus equipos, demostrando que la honestidad y la transparencia son más valiosas que el optimismo forzado.
El fracaso de Concord nos enseña qué sucede cuando se evitan conversaciones difíciles. Si bien Sony puede hacer write-off de 400 millones y pasar página, tú no eres Sony. Decide si te compensa seguir ocultando tus problemas debajo de la alfombra.
A mi entender, el optimismo no es poner buena cara cuando todo arde a tu alrededor, el optimismo es ser consciente del fuego y trabajar para conseguir apagarlo con actitud positiva, sin garantias, pero con fé. Ser optimista no es ser inscosciente de la realidad, es la actitud con la que te enfrentas a ella.
Pensar que todo es maravilloso cuando todo arde a tu alrederor es una "paja mental" o ser "gilipollas perdido". Es no querer aceptar la realidad porque te duele. No es optimismo toxico.