La velocidad de iteración es una ventaja competitiva
Sobre cómo la velocidad para llegar al mercado e iterar es una de las mayores ventajas competitivas que podemos tener hoy en día.
En diciembre de 1903, los hermanos Wright dieron lugar a una nueva era de la humanidad realizando el primer vuelo con motor de la historia a lomos del Wright Flyer.
Décadas después, en 1959, un magnate industrial británico de nombre Henry Kremer lanzó un reto a ingenieros de todo el mundo. Daría 50.000£ como premio, equivalentes a dos millones de libras hoy en día, al primero que fuera capaz de construir un aeroplano capaz de volar sólo con la fuerza generada por un ser humano.
Para obtener el premio, el artefacto debía completar un circuito en forma de ocho entre dos postes separados por media milla de distancia. Dobló la cantidad a 100.000£ al primero que fuera capaz de cruzar el Canal de la Mancha entre Inglaterra y Francia.
Durante cerca de dos décadas, decenas de equipos compitieron sin éxito por llevarse el triunfo, hasta que Paul MacCready, un ingeniero aeronáutico estadounidense decidió involucrarse.
MacCready observó que los otros equipos participantes seguían un largo proceso de desarrollo. Pasaban mucho tiempo diseñando y construyendo su aeronave, hasta un año de media. La ponían en la pista, se estrellaba, y volvían a comenzar el ciclo.
Nuestro héroe tuvo la intuición de que para resolver el problema y ganar el concurso, necesitaba poder iterar más rápido que el resto de equipos. Lo hizo construyendo un prototipo diseñado para fallar.
Mientras los otros equipos trabajaban por minimizar el riesgo, MacCready, sabiendo que el verdadero aprendizaje se produce en la pista, construyó su aeroplano con materiales ligeros como el poliéster, aluminio y alambre. Esto le permitía repararlo en muy poco tiempo tras cada intento, lo que reducía los ciclos de aprendizaje de meses a días.
Año y medio después, MacCready se llevó el primer premio con un prototipo llamado Gossamer Condor. Un año después, se llevó también las 100.000£ por cruzar el Canal de la Mancha.
Elon Musk y SpaceX
La historia de Elon Musk y SpaceX tiene muchas similitudes con la de MacCready. Hasta la llegada de SpaceX, el tiempo medio de desarrollo de un cohete desde la conceptualización al primer lanzamiento de prueba era de 6 años. Musk y su equipo consiguieron acortar el periodo a la mitad.
En palabras de Musk en Febrero de 2020:
El progreso en una tecnología es función del número de iteraciones multiplicado por el progreso entre cada una de ellas.
A día de hoy, el proyecto más ambicioso de SpaceX, su cohete Starship, que aspira a ser el más potente jamás construido, va por su vigésimo prototipo en tres años. Muchos de los anteriores terminaron literalmente explotando. Pero de cada uno de ellos, de cada prueba, de cada fallo, SpaceX obtuvo valiosos aprendizajes para su siguiente intento.
La velocidad de iteración es una ventaja competitiva
Lo que nos demuestran las historias de Musk y MacCready es que, en el complejo entorno actual, la velocidad de ejecución es más importante que la perfección. En contra de nuestra intuición, puede parecer que reducimos riesgo cuánto más tiempo pasamos diseñando y construyendo un producto, pero la realidad es que la única validación que realmente importa te la da el mercado.
No es fácil hacerlo. Salir al mercado lo antes posible supone hacerlo con productos que no están pulidos. Supone la posibilidad de enfrentarnos al rechazo y al fracaso. ¿Y si lo que hemos estado haciendo no ha servido para nada? Créeme que es mejor saberlo en tres meses e iterar, que tirar un año entero por la borda.
Reid Hoffman, fundador y CEO de Netflix, es famoso por decir que si no nos sentimos avergonzados por lanzar la primera versión de nuestro producto, es porque hemos lanzado demasiado tarde. Haz caso a Reid.
Si diriges una empresa, asegúrate de crear un entorno donde tus equipos puedan fallar. Celebra el fracaso. Si lo penalizas, la tendencia será a retrasar la entrega de cada proyecto al máximo tratando de eliminar cualquier posible riesgo.
¿Cuántas iniciativas has cerrado en el último año? Si no has cerrado ninguna no estás aprendiendo e innovando lo suficiente. Si nunca eliminas los proyectos que no dan resultado, nunca liberarás a la gente trabajando en los mismos para iterar sobre otras ideas. Por experiencia propia te digo que los terminarás cerrando igual, pero lo mismo para cuando quieras hacerlo ya es demasiado tarde.
La velocidad de iteración es una ventaja competitiva. Puede ser tuya o de tus rivales. Tú eliges.
📝 Referencias
MacCready Gossamer Albatross — Wikipedia
Wanna Solve Impossible Problems? Find Ways to Fail Quicker — Fast Company
Iterative development: the secret to great product launches — MindK
Liftoff: Elon Musk and the Desperate Early Days That Launched SpaceX — Eric Berger
BDUF: The terrible art of doing things which shouldn’t be done — Knowledge 21
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Muchísimas gracias de antemano, Simón.
Me ha gustado el artículo, y estoy de acuerdo con el planteamiento, pero creo que falta una variable: "el vil dinero"... la variable económica.
Paul MacCready utilizó poliéster, aluminio y alambre... que le facilitaban la reparación, y que eran baratos.
Bezos y Musk se han podido permitir muchos fallos antes porque les sobra dinero para hacer esas pruebas.
Puesto que en el término medio está la virtud, no es cuestión de iteractuar hasta el infinito, como no lo es dedicar todo el tiempo del mundo sólo a la primera iteracción. Entre estos 2 puntos, hay uno que conjuga el número de errores (y aprendizaje) suficientes como para salir al mercado con la viabilidad económica.