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Hubo un tiempo, cuando yo tenía 10 años, en el que íbamos a salas Arcade. Cada partida costaba 25 pesetas. Era difícil dejar de jugar al fútbol con amigos o dar vueltas en bici porque la paga no daba para engancharse durante horas. Mas tarde, si te volvías muy bueno jugando al futbolín, en mi caso sobre los 16 años, podías pasar la tarde jugando sin llegar a pagar, pero te podías dar cuenta de que habías echado la tarde jugando, desaprovechando la oportunidad de salir a ligar y a la tarde siguiente te alejabas de ello…

La pregunta que yo me hago es ¿Porqué el scroll infinito no tiene competencia en aquellos que se enganchan: por ser gratuito o por falta de estímulos competitivos?

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